Convivir con un perro o un gato es una responsabilidad que nos tenemos que pensar y valorar muy bien antes de dar el paso, es cierto que aportan numerosos beneficios, como compañía, alegría, un propósito para conseguir salir de la cama a pesar de las dificultades de movilidad, de depresión...
Multitud de personas han encontrado a lo largo de la historia un apoyo incondicional en ellos y una fuente inagotable de felicidad. El amor que les podemos ofrecer, la compañía que brindan, su amor incondicional hace que todo el esfuerzo que hagamos sea doblemente recompensado.
Saben que tienes una mala noche y se tumban a tu lado, con el contacto y su respiración te ayudan a dormir, en un día de muchos dolores se tumban cerca tuyo para que no estés sol@ y calman esos dolores hacen la vida más completa a esa persona que antes vivía sola, hacen compañía, tenemos con quien compartir nuestro día a día, con sus alegrías, éxitos, esfuerzos, ilusiones... y en tus peores días te pueden llegar a sacar esa sonrisa que nadie más sabe.
Pueden estar a tu lado y no les hace falta decirte nada, pero transmiten tanto que si estás atent@ puedes ver como mejoran el día a día de una persona.
Adóptame, también te voy a dejar pelitos en la ropa.
Infórmate ...
Son una responsabilidad que una vez asumida hay que buscar la manera de solucionar los problemas de la vida diaria, como un miembro más de la familia que es, si se encuentra mal tendremos que ir al veterinario para saber que le pasa y mejorar su estado de salud o bienestar; salir a pasear aunque llueva, haga frio... atender sus necesidades de alimentación y proporcionarle el cariño, atención, enriquecimiento ambiental, respetar su descanso y tenerle en cuenta como ser sintiente que es. Hemos de tener en cuenta que podemos tener un accidente y tener una solución planteada y acordada con sus "cuidadores provisionales" para su bienestar mientras estamos "ingresados" o "recuperándonos". Si tienes problemas de conducta que no sabes como gestionar, busca un profesional que te pueda ayudar a entender y solucionar el problema. Ten en cuenta que la solución milagrosa no existe, comportará una implicación por tu parte y la de todos los miembros que componen la familia para ayudar a reconducir el comportamiento por uno mejor o mas aceptable.
Déjate asesorar...
Considera la posibilidad de incorporar a un compañero peludo necesitado de una casa en tu vida, infórmate de lo que tienes que tener en cuenta a la hora de ir a una protectora, o a la hora de escoger a un compañero de vida... ¿un cachorro? ¿un adolescente? ¿un adulto? ¿un senior? ¿un macho? ¿una hembra? ¿has tenido perro anteriormente? ¿Qué tipo de vida tienes? ¿Tienes hijos? ¿Edades? ¿Sabéis que es la comunicación canina? ¿Qué tipo de vida vas a realizar conjuntamente? ¿Quieres un perro muy enérgico porque harás deporte con él? etc. Pide el asesoramiento de una persona profesional de la educación canina que te indique cual sería la mejor opción para ti, tu familia y para el nuevo integrante de tu familia peludo, que os acompañe en todo el proceso. Pide referencias.
Hay un perro que se ajusta a tu familia esperándote en tu protectora mas cercana.
Antes de ir a recoger a tu nuevo integrante de la familia has empezado una nueva vida llena de aprendizajes y aventuras que siempre recordarás.
